En mi quinto semestre de Auditoria nos toco la materia de “Presupuesto y Control”, al iniciarla el catedrático nos dio el programa, la bibliografía y todos los datos referentes a nuestro programa y plan de estudios.
No fue una materia sencilla ya que al pasar del tiempo se fueron desarrollando ejercicios de análisis y proyecciones complicadas, esto sumado a las matemáticas financieras y estadísticas que también se encontraban en el pensum de aquel semestre.
Para facilitar las cosas las fechas de los exámenes finales se cruzaron y me toca viajar cuanto antes mejor, pero un grupo de compañeros solicito posponer el examen final de presupuestos. El catedrático planteo hacer una votación en la que la amplia mayoría optaría por mover la fecha del examen, mi reacción antes de la votación fue pedir un examen individual que fue negada por el docente.
Ante la inminente postergación de la fecha, hice uso del recurso que precede al voto, la voz, y reclame; “…Si la materia es presupuesto, y desde principios de semestre fijamos las fechas, entonces que clase de presupuestos vamos a realizar profesionalmente. El objetivo de esta materia es aprender a planificar de la mejor manera y en el tiempo preestablecido…”; ante mis argumentos el catedrático decidió mantener la fecha del examen. Yo no fui ni soy culpable que la mayoria no hubiera preparado la materia con su debida anticipacion.
Desde ese día soy un convencido que no siempre la mayoría tiene la razón, y cuando hay argumentos valederos (derechos consagrados), por mas minoría que seamos, y por mas mayoría que sean, se deben respetar.
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varia...
Hace 5 años
1 comentario:
Totalmente, pero totalmente de acuerdo. Muchas veces la mayoría se equivoca. Tengo pruebas.
Un abrazote.
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